Esta fiesta es una celebración milenaria y tradicional, una representación etnográfica muy arcaica y anterior a la propia existencia del Palomar como pueblo. Esta peculiar fiesta se ha convertido en un símbolo y motivo de orgullo del Palomar.
La fiesta se celebra en dos fines de semana, el segundo y el cuarto de mayo. El primero de los días grandes corresponde al segundo sábado del mes. Este día arranca con el tradicional baile de los pastores que recorre las calles del pueblo alrededor del mediodía.
Después de una comida popular, se baja a la chopada para talar el xop y llevarlo hasta la plaza donde se lleva a cabo la plantada.
Tras la pesada caminata, llega el momento de preparar el xop para plantarlo. Unos vecinos colaboran en pelar el árbol mientras otros preparan las vigas de madera que apuntalarán el tronco y las cuerdas que se tensarán desde las ventanas que rodean la plaza.
Cuando se consigue poner el xop erguido, llega el momento de la fiesta, la cacauà, para celebrar que todo ha salido bien.
Por la noche se realiza una ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados. El domingo también tiene una parte religiosa. El Palomar protagoniza un pasacalle que termina en la misa en honor a la Virgen de los Desamparados. A la salida se disfruta con el baile de los pastores y de la bandera en la plaza del Xop y una multitudinaria mascletà.
Durante dos semanas el xop permanece derecho en su lugar sobresaliendo entre los tejados. La fiesta termina el cuarto domingo de mayo, cuando los vecinos despiden el árbol que, a golpes manuales como antiguamente, cae a tierra sobre la una del mediodía. La fiesta finaliza con la tradicional comida de los pastores.